Faro de Punta Ínsua o de Lariño, Carnota.

Este espléndido faro se encuentra en la punta Ínsua, un punto geográfico que según leí ayuda a fijar la entrada en el arco de Fisterra y la ría de Corcubión. Llegamos hasta aquí después de parar a comer en Muros, unos nueve kilómetros antes de Lariño (llegando desde el sur). Yendo por la carretera general ya se ve el faro a nuestra izquierda, y un cartel nos avisa por dónde debemos girar, la verdad es que no tiene pérdida.

La construcción de este faro se decidió a principios del siglo XX tras una serie de naufragios en la zona a causa de unos bajos muy peligrosos, llamados Meixidos. Además de señalizarlos, se buscaba también enlazar las luces de Fisterra y Corrubedo. El proyecto lo realizó Salvador López Miño en 1909, quien diseñó un amplio edificio, de una sola planta, prácticamente rectangular. El espacio era lo bastante holgado para los dos torreros que servirían en él y sus familias. La torre es octogonal y mide casi 10 metros de altura, destacando mucho por encima del edificio. Fue construido entre los años 1909 y 1915. En 1920 se montaron el aparato de alumbrado y la linterna (año que figura en la veleta) y se encendió el 25 de octubre de 1921.

El faro fue electrificado en el año 1947.  Su luz es blanca y roja y tiene un alcance de 20 millas.

Aunque en las fotos quizá no se note mucho, el faro tiene un entorno un tanto descuidado, lleno de maleza y pedruscos. Inhóspito, agreste, escabroso, como debe ser.  No es posible acercarse mucho a él porque le rodea una verja cerrada a cal y canto. La playa que está a su derecha también es pedregosa y solitaria.

Pudimos rodearlo sin apenas dificultades, pero no me fue posible sacarle una foto con el mar de fondo, como a mí me gusta, porque el faro está en un terreno algo elevado y no había nada cerca donde yo me hubiera podido subir para conseguir un gran enfoque. Un gran paseo que finalizó con una subida al monte Pindo ¡que nos dejó sin aliento!