Película «El extraño», de Philippe Lioret.

el-extrano¿Cómo es posible que haya tardado tanto tiempo en ver esta preciosa película? ¡Pero si tiene todo lo que me gusta! Una antigua historia de amor, un libro que vuelve al pasado para narrarla, una casa familiar al borde del mar situada en una isla, y un faro inmenso y tremendo, al cual solo es posible llegar en barco y subir con arneses y sujeto a un cable. Menos mal que mi amiga Rosa estuvo atenta para recomendármela.

Una mujer viaja desde París a la isla de Ouessant, en el Finisterre francés, para vender la casa familiar, ya vacía. Su padre, que falleció hace diez años, fue el farero jefe en el faro de la Jument, situado frente a la isla. En la casa, la mujer encuentra entre el correo un gran sobre enviado a nombre de su madre, y, dentro, un libro escrito por alguien que ella no conoce y que habla sobre la vida de esa persona en el faro del fin del mundo. La historia salta entonces a 1963, al momento en que tras fallecer uno de los 6 fareros que atienden la Jument, llega quien le va a sustituir, Antoine, un joven novato, herido en la guerra de Argelia, lleno de ilusión por empezar una nueva vida allí. Pero los habitantes de la isla, y en especial sus compañeros, no se lo pondrán nada fácil ya que ven en él a un intruso, casi un extranjero. A pesar de la frialdad de los isleños, el joven Antoine conseguirá ganarse algunos corazones.

La película se estrenó en 2004 y me parece una pequeña joyita. Una historia sencilla, nostálgica y romántica, un paisaje bucólico y evocador a pesar de la dureza del mar y del viento que castigan la isla, unas escenas muy expresivas y llenas de sentimientos gracias a pequeños detalles como el acordeón o las miradas intensas de Antoine.

El faro de la Jument es uno de los más míticos del mundo y se hizo especialmente famoso gracias a las fotografías que en 1989 le sacó el fotógrafo francés Jean Guichard desde un helicóptero:

Lleva funcionando desde octubre de 1911, y atenderlo fue un auténtico infierno para los fareros, como declara uno de ellos en una escena de la película. Desde 1991, tras la automatización del año anterior, el faro se quedó sin sus guardianes.

En una entrevista realizada al director de la película, Philippe Lioret, leí que los exteriores de La Jument se rodaron en el propio faro, y para las escenas del interior construyeron una réplica exacta de la parte superior del mismo. Os dejo aquí el enlace de sus declaraciones para quienes queráis saber más sobre el rodaje. Espero que tengáis la ocasión de verla y disfrutarla tanto como yo.

Regreso nostálgico a la isla de Sálvora.

Tras la publicación en el blog de la reseña del libro «Sálvora, diario de un farero«, de Julio Vilches, el mismísimo autor y farero (aunque ya no ejerza, siempre tendrá alma de farero) ha tenido la amabilidad y la deferencia de ponerse en contacto conmigo para contarme algunas historias no publicadas en él y además enviarme muchas fotos personales de su vida en la isla. Hice una selección de las más curiosas, originales o llamativas para que conozcáis esta faceta más íntima. En primer lugar os presento los rincones del faro que Julio habitó y personalizó:

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Por otro lado, Julio me envió fotos de la isla de Sálvora, tanto de rincones pintorescos como de los otros habitantes de la isla:

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Además me envió otras fotos en las que aparece el mismo Julio, ya sea trabajando, bromeando o en su cotidianidad:

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Julio también tenía muchos ratos libres en la isla, y en ellos daba rienda suelta a su creatividad y a su humor, además de relajarse con su biblioteca personal:

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Como veis, Julio Vilches es una persona especial, singular, diferente, con una vida interior muy rica y original, curioso e incansable. Y como seguro que querréis conocerle un poco mejor os dejo aquí el enlace al documental «Fin do pasado recente«, que Salva Pardo creó en 2018 sobre el trabajo de Julio y su vida en Sálvora. La música fue creada por Juan Eiras y está subtitulado en varios idiomas. ¡Que lo disfrutéis!

https://vimeo.com/239653611?fbclid=IwAR11EVTJJUlmS74qCwa77OGsQaPOF8e069ITg-cIRZZVp5SRs2UWA30wA3A

«Néboa», nueva serie de RTVE.

¡Cómo podría no ver esta serie rodada y ambientada en la costa gallega! Una pequeña isla (ficticia) llamada Néboa, donde sólo hay un pueblo de pescadores, una sima formada por la acción del mar llamada Burato do Demo y cargada de leyendas, y un encantador hotel ubicado en un magnífico faro. Durante las celebraciones del Entroido o carnaval, aparece el cadáver de una chica en el Burato do Demo; los isleños culpan del crimen a un personaje mitológico, el Urco, un hombre con cabeza de perro que ya ha matado en otras ocasiones, hace 100 años y de nuevo 30 años atrás. Para resolver el misterio la Guardia Civil envía a la isla a una teniente, interpretada por Emma Suárez, quien junto con su hija se alojará en el hotel ubicado en el faro, y que por cierto no es otro que nuestro maravilloso Estaca de Bares.

La serie se rodó este verano en lugares como Cabo Ortegal, O Barqueiro, Ortigueira y Cariño, además de Estaca de Bares, claro. Me coincidió ver un día de rodaje cuando, después de visitar este faro, acabamos la excursión en el pueblecito de O Barqueiro. Allí disfrutamos del bonito ambiente de nervios de la filmación y nos encontramos con gente conocida que estaba trabajando como extra. Una casualidad muy chula que me ha hecho estar pendiente del estreno de la serie, y os recomiendo que no os la perdáis. Los miércoles por la noche en la 1 de TVE. Y si no habéis visto algún capítulo podéis recuperarlo aquí, en la web de RTVE.

«La luz entre los océanos», M. L. Stedman.

Este verano me recomendaron ver la película «La luz entre los océanos«, pero cuando supe que estaba basada en una novela publicada en 2012 preferí leérmela primero y verla a continuación; y la verdad es que ninguna de las dos me decepcionó. La historia está ambientada en la ficticia isla de Janus Rock, al suroeste de Australia, donde supuestamente se unen dos océanos: el Índico, cálido y tranquilo, y el Antártico, bravo y peligroso. De ahí el título de la obra. En dicha isla hay un faro, cuya torre, de piedra blanca, esbelta y elegante, se alza en lo más alto de la isla como una barra de tiza. A dicho faro llega a trabajar Tom Sherbourne en 1920 tras su traumático paso por la Primera Guerra Mundial. A Tom le tranquiliza seguir las normas; el orden y la rutina le reconfortan, en contraposición a las experiencias que sufrió en la guerra. Disfruta izando la enseña, reparando las piezas del faro, lijando, cepillando, rellenando, pintando, sacando brillo. Conoce y respeta sus obligaciones. Escribe con rigor y con una paz especial en el cuaderno de servicio, detallando cuándo enciende y apaga el faro, los fenómenos meteorológicos y los barcos que pasan. Todo a pesar de saber que probablemente nadie leerá jamás dichas anotaciones. En una de sus escasas visitas al continente conoce y se enamora de Isabel Graysmark. Cuando se casan y la lleva a vivir a la isla, Tom le muestra con orgullo su trabajo en el faro. El corazón de éste es su óptica, un palacio de prismas que, según Tom, semeja una colmena de cristal. Le explica a Isabel absolutamente todo: cómo funciona, para qué sirve cada pieza, cómo la óptica concentra la luz en cuatro haces y la refractan mar adentro. Ella en cambio, ebria de una libertad que no conocía, se deja llevar por sus emociones y se pasea desnuda por el faro y hace anotaciones en los mapas para poner nombres a todos los rincones de la isla. Y, mientras tanto, Tom solo puede pensar en que tendrá que pagar dicho mapa en la siguiente inspección. Son totalmente opuestos y sin embargo se aman sinceramente. Con los años, y tras tres dolorosos y frustrantes abortos, Isabel pasa por una grave crisis personal. Pero entonces arriba a la isla una barca a la deriva con el cadáver de un hombre y un bebé que llora a gritos. A partir de aquí, la pareja toma una serie de decisiones, a veces juntos, a veces de forma individual, que cambiarán drásticamente sus vidas para siempre.

La película está protagonizada por Michael Fassbender y Alicia Vikander. La pareja de actores se conoció y enamoró en el rodaje, y a día de hoy están felizmente casados. Antes del rodaje, pasaron un mes aislados en un faro para sentir en carne propia cómo debían sentirse los personajes. Esto seguramente contribuyó mucho a que saltara la chispa entre ellos. La película se rodó en las regiones de Otago y Marlborough (Nueva Zelanda) así como en la isla de Tasmania (en la costa de Australia). Para las imágenes del faro utilizaron el de Cape Campbell, en el estrecho de Cook (que separa las dos principales islas de Nueva Zelanda). Tenéis más información en esta interesante página web dedicada a ubicar libros y películas ambientadas en Australia.

Os recomiendo sinceramente tanto la lectura de la novela como la película, que es bastante fiel al libro. El personaje de Tom es muy interesante, la autora ahonda muchísimo en su carácter, su pasado y sus traumas. Nos habla extensamente de su trabajo en el faro y de cómo la rutina y las normas le ayudan a superar lo que vivió en la guerra. Me gusta cuando se pregunta en qué punto exacto se diferencian las corrientes del Índico y Antártico. ¿Cómo dividir esa masa de agua en dos océanos? Tom no entiende ese afán humano por dividir, etiquetar y diferenciar. O también cuando reflexiona sobre la paradoja de que una isla con semejante fuente luminosa como el faro de Janus Rock siempre esté a oscuras. Y es que el faro es siempre para los otros, y no puede hacer nada para iluminar el espacio que tiene más cerca….

Faro de punta de Tenlo Chico, isla de Tambo, Poio (Pontevedra).

La pequeña isla de Tambo se encuentra al fondo de la ría de Pontevedra, situada más o menos enfrente a Combarro (una visita muy recomendable) y Marín. La isla fue desde los años 40 del siglo XX y hasta 2002 propiedad militar. Actualmente está en trámites para que el Concello de Poio se haga cargo de ella y se puedan permitir las visitas, que por el momento están restringidas. En la isla existen restos de un asentamiento de la Edad de Hierro, así como de un monasterio de la Edad Media.

En la parte sur de Tambo, en una pequeña península que vista desde Marín más parece otra isla, se levanta el faro de Tenlo Chico. El edificio, que mide 17 metros de altura, es una esbelta torre cilíndrica de sillería con una base troncocónica (o cono truncado) más ancha. Lo rodea una escalera exterior en forma de hélice. Su luz, blanca, se eleva 35 metros sobre el nivel del mar y tiene un alcance de 11 millas.

El faro de Tenlo Chico fue incluido en el plan de balizamiento de 1916 y comenzó a funcionar en 1922. En la actualidad depende de la Autoridad Portuaria de Marín. Para poder fotografiarlo nos acercamos al puerto deportivo de Marín, detrás de la Escuela Naval. Es un paseo muy agradable, el lugar está cuidado y tiene un pequeño parque infantil con tirolina.