Faro de Estaca de Bares (Mañón).

Como se suele decir que hay que iniciar las cosas con buen pie y que lo que bien empieza bien acaba, no vamos a tentar a la fortuna y comencemos 2020 por todo lo alto visitando uno de los monstruos de la costa gallega: el faro de Estaca de Bares. Tiene el honor de ser el primer faro que se encendió en Galicia (y también uno de los primeros de España) tras la puesta en marcha del Plan General de Alumbrado Marítimo de 1847.

A pesar de ser un faro mítico, una leyenda entre los faros, una visita obligada para cualquier amante de los mismos y destino inexcusable en cualquier viaje a Galicia, he tenido que intentar visitarlo hasta tres veces para conseguir recorrer su entorno y fotografiarlo a mi gusto. No es precisamente un lugar apacible, y los temporales, el viento y la lluvia no le dan descanso, así que mis dos primeras visitas terminaron en un gran chasco. Por otro lado llegar hasta allí es sencillo, el lugar está perfectamente señalizado, al norte de una alargada lengua de tierra que, se dice, separa el océano Atlántico del mar Cantábrico (aunque debo añadir ¿quién le pone límites al mar?).

Pues efectivamente hay quien se los pone, y dado que leí que este honor de frontera marítima se lo disputa con encono a cabo Ortegal, para aclarar el tema, y como me tomo muy en serio lo de preguntar a quien más sabe de las cosas, consulté primero con el Instituto Geográfico Nacional (quienes me contestaron de forma rápida, completa y razonada, además de con un texto inspirado e incluso algo poético ¡bravo por ellos!) y la Real Sociedad Geográfica (de quien sigo esperando respuesta tres meses después); y para rematar el asunto, gracias a un informador lleno de recursos accedí a un documento de la IHO (la Organización Hidrográfica Internacional) de 1953, que sigue en vigor y que delimita océanos y mares. Y debo deciros que, tras mi exhaustiva investigación, y a pesar de que no hay un criterio claro ni exacto ni tampoco nadie que sea una autoridad absoluta a quien todos deban respeto, he concluido que el mar Cantábrico comienza en Cabo Ortegal. Gracias a ambos contrincantes por haber participado en tan reñida contienda.

En fin, pelillos a la mar y vamos a lo realmente interesante, que es este señor faro y su historia. El cabo de Estaca de Bares ha sido una referencia visual importantísima para la navegación desde al menos la Edad Media. Esto, unido al hecho de ser el punto más septentrional de la Península, hicieron inevitable la decisión de construir aquí, igual que en Fisterra, un faro de primer orden. El proyecto fue encargado en 1849 al ingeniero Félix Uhagón, quien también construyó pocos años después el faro de Machichaco (Vizcaya). El diseño de Uhagón fue copiado con pocas variaciones en muchos faros gallegos, como por ejemplo en Fisterra, Prior, Sisargas e incluso Vilán.

Las obras comenzaron en diciembre de 1849 (en plena estación de temporales, a quién se le ocurre) bajo la dirección de don Celedonio de Uribe, y acabaron unos seis meses después. A pesar de que ya el terreno donde se iba a levantar el edificio es muy elevado (unos 94 metros sobre el nivel del mar), Félix Uhagón planeó una gran torre octogonal de casi 11 metros encajada en un edificio rectangular donde se alojarían los tres torreros.

Para subir a la linterna se instaló en el interior de la torre una escalera de fundición de Sargadelos, además de otra escalera, de mano, para poder acceder también desde la azotea de la vivienda. La linterna original tenía doce bastidores y estaba coronada por un cupulín de cobre.

El faro, con una lámpara Sautter de aceite de oliva y un aparato Fresnel de la casa Létourneau, fue encendido el 1 de septiembre de 1850; su luz blanca giratoria tenía un alcance de 20 millas y se elevaba a 335 pies (unos 102 metros) sobre el nivel del mar. El aceite de oliva se sustituyó más tarde por la parafina para mejorar su alcance, y en 1905 se cambió la lámpara por otra de vapor de petróleo. Y en 1964, bien cumplidos ya los cien años de funcionamiento, el faro de Estaca de Bares fue electrificado.

Semáforo de Bares

Un plan nacional de 1880 para instalar estaciones electro-semafóricas propuso instalar un semáforo en Estaca de Bares: un servicio destinado a comunicar avisos y recibir mensajes de los barcos usando un juego de banderas izadas a un gran mástil, utilizando para ello un lenguaje marítimo universal: el Código Internacional de Señales. El primero en Galicia fue el de Fisterra, inaugurado en 1883. El semáforo de Bares se emplazó en el monte Facho Maeda, a dos km al este del faro, donde se cree que antiguamente se encendían fuegos para orientar a los barcos. Del proyecto se encargó el ingeniero Adolfo Pequeño (quien intervino en la construcción del actual faro de Vilán y es autor del primer faro de Touriñán) y se inauguró el 1 de enero de 1887; así, pues, hoy está de cumpleaños: 133 añitos. Es un edificio muy bonito, desde mi punto de vista, con una torre de observación hexagonal de sillería y el resto del edificio pintado originalmente de blanco (ahora es rosita). El Ministerio de Marina fue quien pagó las obras, y por ello se colocó su escudo en la fachada. También se le añadió un servicio telegráfico y una estación meteorológica.

Terraza del Semáforo de Bares

Como pequeña curiosidad quería comentar que se establecieron unas tasas oficiales para su uso: 2 pesetas por cada despacho intercambiado entre semáforo y barco (independientemente del número de palabras, estupendo para los más charlatanes) y 0,25 pesetas por cada aviso con banderas que no excedieran de quince palabras y que sólo notificasen entrada a puerto o paso por el semáforo, ideal para marinos más reservados.

Faro de Bares visto desde el Semáforo

Tristemente el servicio cayó en desuso y el edificio se abandonó, hasta que en 2002 fue rehabilitado con bastante gusto como hotel y cafetería. Un lugar con mucho atractivo por las vistas espectaculares y privilegiadas que tiene. Nosotras lo visitamos antes de llegar al faro, que se divisa perfectamente desde allí. Algún día pasaré en él una noche inolvidable.

Vistas hacia cabo Ortegal

Continuando con el faro, en 1948 se le instaló una nueva maquinaria de relojería que cambió la apariencia de su luz al aumentar la velocidad de rotación. Pero el cambio más importante llegó muy poco después, cuando gracias al proyecto de Carlos Alcón (redactado en 1949) se sustituyeron la linterna, la óptica y la máquina de rotación (lo que obligó a construir un nuevo torreón que soportase su peso), además de ampliar el edificio añadiéndole dos cuerpos de dos plantas en forma de L destinados a vivienda del personal, dejando el edificio original para sala de máquinas, taller, despachos, etc. La nueva y bellísima linterna, totalmente acristalada para así funcionar como balizamiento aéreo, se colocó en 1964, según indica su veleta. Y nos cuenta Jesús Ángel Sánchez García que, aunque resulte increíble, de forma implacable, despiadada e irreflexiva la antigua óptica fue destruida arrojándola sin contemplaciones desde lo alto del torreón. Duele sólo de pensarlo.

El faro depende desde 1993 de la Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao, que fue cuando se le instaló un nuevo equipo luminoso de La Maquinista Valenciana y quedó monitorizado desde el puerto de Ferrol. Su luz es blanca y su alcance actual es de 25 millas. Todo un señor faro que recibe visitas de forma constante, por su historia, por su belleza, por su excepcional ubicación, por los acantilados que lo rodean. Fijaos en la foto inferior, la saqué ya muy cerca del mar, y el faro se adivina chiquitito allá arriba.

Valieron la pena los tres viajes que hice. Si vais a venir a al norte de Galicia no dudéis en visitar Punta Socastro, Estaca de Bares y cabo Ortegal. Bueno, en realidad hay tanto que ver en estos 180 km de costa desde Ribadeo hasta Cedeira que me siento muy afortunada de poder visitarla casi cuando quiera.

Os Aguillóns (cabo Ortegal) vistos desde Estaca de Bares.

¡Feliz 2020!

4 pensamientos en “Faro de Estaca de Bares (Mañón).

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