Faro de las Islas Sisargas (Malpica de Bergantiños).

El pequeño archipiélago de las Sisargas está formado por tres islas (Grande, Chica y Malante) y varios islotes que las rodean. Antiguamente las islas estuvieron pobladas y se habla incluso de que allí hubo un templo dedicado a Hércules. Lo que sí existió fue una ermita, la de Santa Mariña, destruida seguramente por los piratas en el siglo XVI. Hoy en día se encuentran deshabitadas y sólo son un paraíso para las aves, algunas de ellas en peligro de extinción.

Muchos artistas (escritores, pintores…) las veían como a una enorme bestia marina, y de hecho, durante siglos, allí se cazaron cientos de ballenas. En este cuadro de la derecha que fotografié en una de las salas de la Casa del Pescador, en Malpica, aparece la visión particular de Urbano Lugrís sobre este tema.

Se cree que hace siglos vivía en una de las islas Sisargas un monje que, por las noches, mantenía encendida una hoguera para ayudar a los marineros a orientarse. Y es que las islas eran un auténtico peligro para la navegación, puesto que con frecuencia se confundían con la costa. Alexander von Humboldt, en su viaje hacia América, menciona en su diario que su última visión de Europa fue una pequeña luz encendida en la Sisarga Grande, que tal vez era algún puesto de vigilancia.

El primer faro auténtico, de cuarto orden y anterior al que existe hoy en día, tiene su origen en el Plan General de Alumbrado Marítimo de 1847, y debía ser, junto con el de cabo Vilán, quien iluminase el tramo de costa desde Coruña a Fisterra. No está muy claro quién se encargó de su diseño, las teorías se dividen entre Celedonio de Uribe y Uhagón. Para su ubicación se buscó la zona más abrigada de la isla. Al estar tan elevado sobre el nivel del mar no hacía falta que el edificio fuese muy alto, y la torre se encajó en la parte orientada al mar. El faro se encendió el 29 de julio de 1853. Por aquel entonces había dos torreros viviendo con sus familias en la isla, donde disponían para subsistir de un huerto, una pequeña construcción para horno y una pequeña granja. En 1863 se construyó también un muelle.

El faro actual es de 1915; el Plan de Reforma del Alumbrado Marítimo de 1902 consideraba insuficiente el alcance de la luz de Sisargas, basándose en los naufragios como el que en 1889 provocó más de cien víctimas entre los viajeros de buque británico Priam. Su construcción se retrasó por la abusiva política de precios de los fabricantes de aparatos de alumbrado, y mientras tanto se optó por construir, en 1911, un faro provisional (diseñado por Salvador López Miño) a casi doscientos metros del original; funcionó durante tres años con el aparato de cuarto orden del faro principal mientras se reformaba a fondo el edificio. Esta reforma permitió encenderlo en octubre de 1915 como faro de segundo orden. El faro provisional se apagó y las ruinas de sus restos aún pueden observarse allí cerca. En abril de ese mismo año entró en funcionamiento también una sirena de niebla, muy necesaria en esa zona de la costa; era una construcción que también servía de vivienda y almacén. A día de hoya ya no funciona, pero su casa se mantiene en pie, dos edificios muy juntos y rodeados por un pequeño muro.

Desde entonces ha sufrido múltiples reparaciones y mejoras, como la construcción de una pista de aterrizaje de helicópteros y la llegada de una línea telefónica. Actualmente está automatizado, pero hasta hace poco vivían allí los fareros, un grupo de cuatro que hacían tandas de dos en turnos de 10 o 15 días, a no ser que los temporales retrasasen su vuelta a tierra firme, lo cual les ocurría con demasiada frecuencia. En el año 2000 el faro quedó deshabitado.

Para ver el faro de cerca es imprescindible acercarse en barco hasta las Sisargas. El problema para mí fue que no hay trayectos regulares a la isla, es necesario convencer a algún pescador de Malpica para que te lleve, así que resolví acercándome en coche hasta el cabo de Santo Hadrián (sí, con «H»).

Para llegar hasta allí conduje por la carretera que va desde Malpica hacia Barizo, y unos dos kilómetros después encontré un desvío a la derecha con unos carteles que indicaban «Faro das Illas Sisargas» y «Cabo Santo Hadrián«; una vez que dejamos atrás el camino que baja en picado hasta la ermita de este santo, la carretera sube hasta una enorme antena de telefonía y no va más allá, pero doscientos metros antes del final, a la derecha, hay un caminito de tierra (que, por cierto, no está señalizado y hay que ir muy atentos).

Llegamos así a un maravilloso mirador natural, sin vallas, sin mesas ni bancos, nada artificial, sólo piedras y tojos.  Desde allí hay una vista increíble de las islas, pero también de Malpica a nuestra derecha y del faro de Punta Nariga, minúsculo él, a nuestra izquierda (foto de arriba). Fue allí donde saqué las fotos del faro de las Sisargas, tan pequeñito, sí, pero es que esto fue lo máximo que me pude acercar a él.

Leí en algún sitio que Malpica era una de las islas Sisargas que un día decidió cambiar de aires y unirse al continente, y vista desde este cabo así lo parece. Me gustó muchísimo, esta excursión, y ojalá consiga algún día visitar las islas.